El primer perro de un niño

Quién de vosotros no ha deseado cuando niño tener un perro al que pasear y cuidar como lo hacían algunos de vuestros amigos. Y tal vez por motivos de espacio, de tiempo o no sé que, nunca os dejaban tenerlo. Hoy hablaremos sobre el primer perro de un niño, consejos que os serán muy útiles si vais a darles esta oportunidad a vuestros hijos, oportunidad que es en realidad toda una responsabilidad para nuestros pequeños.

En primer lugar deciros que, si hemos tomado la decisión de dejar que nuestro hijo tenga su primer perro, va a ser en realidad, al menos al principio, una carga más para nosotros ya que se trata de un ser vivo al que tenemos que alimentar, limpiar, en fin, cuidar constantemente.

Cuando un cachorro llega a una casa donde hay niños, lo primero que haremos será dejarlo a su aire. El primer día seremos permisivos con el nuevo miembro de nuestra familia, y lo dejaremos que acampe a sus anchas, olisqueando todo y descubriendo el que será su nuevo hogar.

No lo cogeremos en brazos, ni gritaremos o agobiaremos. Es importante que durante los primeros días de estancia del can esté acompañado, pero que no se interacciones mucho con él, simplemente que se sienta acompañado.

El primer perro de un niño debe de ser un premio, el podrá estar con él siempre y cuando haya cumplido con todas sus tareas. Será entonces cuando pueda jugar con él un rato, jugar sin agobiar.

Os damos algunos consejos para que educar el primer perro de un niño no sea un duro trabajo.

1. Educar a nuestro perro será una tarea que nos llevará mucho tiempo, por lo que es importante tener mucha paciencia. Debemos ser constantes y actuar con mucho cariño.
2. Establece las reglas: Estamos educando a un animal, no a un ser humano. Las reglas que queramos que nuestro perro respete deberán ser establecidas desde cachorros. Con los animales no vale eso de “solo una vez”, a veces ni con los niños vale. Si no quieres que tu perro muerda tus zapatillas cuando sea adulto, no lo dejes hacerlo cuando cachorro.
3. Constancia: Debemos ser constantes con nuestros perros, para que aprenda algo y no lo olvide, debemos repetir varias veces lo mismo. Solo así conseguiremos el efecto que buscamos.
4. Un miembro más de la familia: El cuidado y atención a nuestra mascota no debe convertirse en algo rutinario y obligatorio, sino todo lo contrario. Estar con nuestros perros y atenderlos debe ser algo natural y familiar, ellos entenderán mejor si actuamos con amor, reflejándose en su comportamiento.
5. La realidad es que los perros más obedientes son aquellos que se siente más amados y no los que tienen miedo.

Aunque supervises la relación, deja el cuidado del perro en manos de tus hijos, aprenderán a interactuar con animales, a respetar y cuidar a otros, a ser definitivamente mejores personas.